HACIA UN MODELO DE ESCUELA PÚBLICA PARA EL SIGLO XXI
PREÁMBULO
El cuarto Encuentro Estatal de CEAPA se celebrará en Madrid los días 21, 22 y 23 de abril, y llevará por título “Hacia un modelo de escuela pública para el siglo XXI”.
Bajo este título, el tema del encuentro surge como una necesidad de debatir y reflexionar sobre el modelo de escuela pública que defiende CEAPA, de las tendencias de nuestro entorno y los compromisos educativos que llevan consigo, del contenido y las formas de la educación, de nuestra intervención en la definición del currículo, y de la repercusión de todo ello en la sociedad del siglo XXI y en nuestro movimiento como parte de la misma.
La elección responde a una de las preocupaciones fundamentales de CEAPA en este inicio del siglo XXI. La constatación de la lejanía del “modelo de escuela pública” que defiende CEAPA del día a día de los centros.
Aunque todos y todas sabemos que “la escuela pública que defendemos pertenece más al futuro que al presente y habremos de ahondar y profundizar en sus cimientos a fin de que el modelo que propugnamos logre hacer frente a los retos de una sociedad proteica y en constante transformación”. Ahondar y profundizar en sus cimientos es el gran objetivo de este Encuentro. El panorama actual de la escuela pública necesita, más que nunca, en estos tiempos de incertidumbre y de avance de las ideas neoliberales y de devaluación de lo público un debate interno de nuestra organización, a fin de poder buscar medidas que nos permitan trabajar con eficacia en la implantación progresiva del modelo de escuela pública que defendemos. Para ello es necesario saber a que dificultades se enfrenta hoy la escuela pública tanto desde dentro como desde fuera de la institución.
Hoy día se percibe una cierta desmoralización de no pocos docentes e incluso de una cierta pasividad de Asociaciones de Padres y Madres, así como una incidencia de determinadas ideologías que pretenden socavar los mismos fundamentos de la escuela pública. Por ello es más necesario que nunca actualizar la dialéctica en defensa de la escuela pública, a fin de al menos neutralizar los discursos neoliberales que como una lluvia fina empapa nuestra sociedad, y por tanto, el tejido asociativo de CEAPA.
Este documento pretende ser sólo una herramienta para la reflexión y el debate en todos los ámbitos de nuestra organización. Es un documento que, sin lugar a dudas, se enriquecerá con las aportaciones que desde las Federaciones se hagan. Para ello, sería deseable que desde las distintas federaciones y confederaciones se organicen actuaciones encaminadas a ello, y se celebre algún tipo de acto o jornada que facilite el debate, el contraste y la recogida de conclusiones en sus respectivos ámbitos.
Es necesario tener presente que el objetivo de este IV encuentro es lograr que nuestra organización reflexione y analice cual es la situación actual de la escuela publica teniendo como referente el modelo ideológico de CEAPA. Es preciso que todos los que integran CEAPA conozcan a fondo cuales son hoy día los verdaderos problemas de la escuela pública, así como las posibles medidas para superarlos. Esta reflexión y debate debe clarificar cuál es la tarea concreta a realizar en los próximos años en y desde CEAPA. Para ello CEAPA desde su compromiso con la escuela pública tendrá que priorizar y planificar tareas a corto, medio y largo plazo a fin de marcar metas y caminos para lograr progresivamente que la escuela de titularidad pública asuma el modelo de escuela pública que propugnamos.
No presentamos un documento cerrado, acabado. Contiene algunas certezas, fruto de la experiencia como organización y algunas propuestas a debatir y acordar. El documento definitivo y las conclusiones que se elaboren en este encuentro se difundirán a todas las administraciones, instituciones y organizaciones implicadas en la escuela pública. Pretendemos que el documento definitivo sea un referente que marque la dirección en la que es necesario caminar para que una vez por todas, el modelo de escuela pública sea menos utópico y más realista.
SEÑAS DE IDENTIDAD DE LA ESCUELA PÚBLICA SEGÚN CEAPA
HACIA UN MODELO DE ESCUELA PÚBLICA PARA EL SIGLO XXI DOCUMENTO BASE
IV Encuentro de Estatal de CEAPA
Madrid, 21,22 y 23 de abril de 2006
ÍNDICE
Preámbulo 3
Señas de identidad de la escuela pública según CEAPA 4
Tendencias y compromisos educativos 8
Nuestro movimiento asociativo en la Escuela Pública 9
Evaluación del centro educativo 13
El currículo de la escuela del siglo XXI 14
Anexo 1: Preguntas para el debate por grupos 18
Anexo 2: Bibliografía complementaria 19
PREÁMBULO
El cuarto Encuentro Estatal de CEAPA se celebrará en Madrid los días 21, 22 y 23 de abril, y llevará por título “Hacia un modelo de escuela pública para el siglo XXI”.
Bajo este título, el tema del encuentro surge como una necesidad de debatir y reflexionar sobre el modelo de escuela pública que defiende CEAPA, de las tendencias de nuestro entorno y los compromisos educativos que llevan consigo, del contenido y las formas de la educación, de nuestra intervención en la definición del currículo, y de la repercusión de todo ello en la sociedad del siglo XXI y en nuestro movimiento como parte de la misma.
La elección responde a una de las preocupaciones fundamentales de CEAPA en este inicio del siglo XXI. La constatación de la lejanía del “modelo de escuela pública” que defiende CEAPA del día a día de los centros.
Aunque todos y todas sabemos que “la escuela pública que defendemos pertenece más al futuro que al presente y habremos de ahondar y profundizar en sus cimientos a fin de que el modelo que propugnamos logre hacer frente a los retos de una sociedad proteica y en constante transformación”. Ahondar y profundizar en sus cimientos es el gran objetivo de este Encuentro. El panorama actual de la escuela pública necesita, más que nunca, en estos tiempos de incertidumbre y de avance de las ideas neoliberales y de devaluación de lo público un debate interno de nuestra organización, a fin de poder buscar medidas que nos permitan trabajar con eficacia en la implantación progresiva del modelo de escuela pública que defendemos. Para ello es necesario saber a que dificultades se enfrenta hoy la escuela pública tanto desde dentro como desde fuera de la institución.
Hoy día se percibe una cierta desmoralización de no pocos docentes e incluso de una cierta pasividad de Asociaciones de Padres y Madres, así como una incidencia de determinadas ideologías que pretenden socavar los mismos fundamentos de la escuela pública. Por ello es más necesario que nunca actualizar la dialéctica en defensa de la escuela pública, a fin de al menos neutralizar los discursos neoliberales que como una lluvia fina empapa nuestra sociedad, y por tanto, el tejido asociativo de CEAPA.
Este documento pretende ser sólo una herramienta para la reflexión y el debate en todos los ámbitos de nuestra organización. Es un documento que, sin lugar a dudas, se enriquecerá con las aportaciones que desde las Federaciones se hagan. Para ello, sería deseable que desde las distintas federaciones y confederaciones se organicen actuaciones encaminadas a ello, y se celebre algún tipo de acto o jornada que facilite el debate, el contraste y la recogida de conclusiones en sus respectivos ámbitos.
Es necesario tener presente que el objetivo de este IV encuentro es lograr que nuestra organización reflexione y analice cual es la situación actual de la escuela publica teniendo como referente el modelo ideológico de CEAPA. Es preciso que todos los que integran CEAPA conozcan a fondo cuales son hoy día los verdaderos problemas de la escuela pública, así como las posibles medidas para superarlos. Esta reflexión y debate debe clarificar cuál es la tarea concreta a realizar en los próximos años en y desde CEAPA. Para ello CEAPA desde su compromiso con la escuela pública tendrá que priorizar y planificar tareas a corto, medio y largo plazo a fin de marcar metas y caminos para lograr progresivamente que la escuela de titularidad pública asuma el modelo de escuela pública que propugnamos.
No presentamos un documento cerrado, acabado. Contiene algunas certezas, fruto de la experiencia como organización y algunas propuestas a debatir y acordar. El documento definitivo y las conclusiones que se elaboren en este encuentro se difundirán a todas las administraciones, instituciones y organizaciones implicadas en la escuela pública. Pretendemos que el documento definitivo sea un referente que marque la dirección en la que es necesario caminar para que una vez por todas, el modelo de escuela pública sea menos utópico y más realista.
SEÑAS DE IDENTIDAD DE LA ESCUELA PÚBLICA SEGÚN CEAPA
CEAPA en sus años de existencia ha ido defendiendo un modelo de escuela pública, que constituye el mejor patrimonio que posee hasta el momento. Por ello, puede decir con toda contundencia que el principal objetivo que la anima y que justifica su existencia y el trabajo de todos sus miembros es el de poder conseguir una escuela pública que responda a ese modelo al que estamos haciendo referencia. Pero eso sí, CEAPA tiene muy claro, que este es un trabajo lento, paciente y de largo camino, pero que es un destino al que no se puede renunciar.
Las características del modelo de Escuela Pública que defendemos se concretan en lo que también se conoce por sus señas de identidad. Señas de identidad que constituyen unos indicadores que nos permiten valorar en que medida y grado una determinada escuela esta alejada, cerca o muy cerca de dicho modelo.
Pero que nadie se desanime si comprueba que la Escuela Pública todavía no se distingue totalmente por esas señas de identidad. Por ello en el documento se habla de “hacia una escuela pública”, de lo que queremos, de lo que soñamos y que el conseguirlo depende en parte del compromiso que los padres y madres y el resto de los componentes de la comunidad escolar adquieran y de lo que sean conjuntamente capaces de movilizar y desarrollar.
De todos los documentos que ha producido CEAPA durante su pasada historia sin duda hemos de fijarnos en aquel que debe marcar el rumbo de nuestra organización, sus Estatutos.
En su artículo 2 dice:
“Son objetivos generales de la C.E.A.P.A.:
1. La escolarización total de 0 a 18 años gratuita dentro de la red pública.
2. La plena gratuidad de la enseñanza en los niveles obligatorios, incluyendo las actividades complementarias y extraescolares, los libros y demás material escolar, comedor y transporte. Asimismo la generalización y suficiencia de oferta de puestos escolares públicos y gratuitos en los niveles no obligatorios.
3. Que los/as alumnos/as reciban una educación humanista y científica, de alta calidad, orientada al pleno desarrollo de su personalidad y al fomento de hábitos intelectuales y de trabajo y del espíritu crítico.
4. Que la actividad educativa forme en el respeto a los derechos y libertades fundamentales, en los valores de la paz y solidaridad y en el ejercicio de la tolerancia y libertad. Y asimismo que la educación financiada con fondos públicos carezca de todo tipo de adoctrinamiento, sin discriminación por razones étnicas o de sexo.
5. Una educación que capacite para el ejercicio de una profesión, o para la continuación de estudios superiores, el disfrute del ocio, y facilite la inserción social y laboral del alumnado.
6. Una escuela pluralista, compensadora de desigualdades, no discriminatoria, que haga efectiva la igualdad de oportunidades, integradora de las diferencias del alumnado y que asuma las peculiaridades características de su entorno (culturales, lingüísticas, geográficas…) reconocidas en la Constitución.
7. Una escuela democrática y participativa, gestionada democráticamente, con intervención de los padres y madres, de los alumnos/as y de sus Asociaciones, así como el control de los demás sectores afectados por la educación.
8. Que en el marco de una programación general de la enseñanza para todo el territorio español, la educación sea planificada, gestionada y controlada por las Comunidades Autónomas, conforme a la Constitución y el desarrollo de los Estatutos de Autonomía.
9. Una escuela laica, donde el adoctrinamiento esté totalmente desterrado.
10. Una escuela alegre y divertida.”
En esta parte del articulado, así como en el resto de los Estatutos, se menciona la red pública y la escuela como concepto genérico, y debido a ello podemos interpretar que nos referimos a “Escuela Pública”, pero no deja de ser curioso que no figure esta expresión como tal en ninguna parte del texto.
La expresión “Escuela Pública” es sin lugar a dudas ambigua debido a la diversidad de concepciones que se pueden encontrar. Si se hiciera una encuesta, no ya entre los socios de cualquier APA, sino entre sus juntas directivas, se constataría las grandes diferencias en lo que se refiere a la conceptualización de la misma. Por ello es importante que todos y todas entendamos de que hablamos cuando nos referimos a ella. Es decir, es necesario que todas las personas ligadas al Movimiento Asociativo de padres y madres cuando hablen de Escuela Pública, hablen de lo mismo. De lo contrario, será muy difícil que trabajemos cohesionados en la misma dirección.
La Escuela Pública es la escuela de todos y para todos gestionada democráticamente. Es aquella escuela que, a diferencia de la privada, es de todos los miembros de la sociedad, o lo que es lo mismo, que ninguno de ellos puede reivindicarla para sí excluyendo de su disfrute a los demás.
Cuando se habla de la educación como un servicio público, nos estamos refiriendo a una escuela que ofrezca, a todos, con independencia de la clase, el género, la nacionalidad, la etnia o la capacidad económica, los recursos suficientes para asegurar el máximo nivel educativo. Así pues “cuando la enseñanza que imparte es para todos sin exclusiones, la escuela es un servicio público. Pero sólo cuando el todos que realiza la acción de enseñar y el todos que realiza la acción de aprender es el pueblo, el mismo pueblo, entonces la escuela es una escuela pública, en el sentido pleno”[1]
También es necesario considerar que ninguna escuela, por el hecho de su titularidad es más o menos pública. El carácter de pública no lo da la titularidad sino el modelo que en ella se desarrolle. Por eso es muy importante que todos y todas tengamos muy claro que características tiene el modelo de Escuela Pública que defendemos.
Como consecuencia de todo lo anterior, los elementos básicos de la escuela que queremos son:

La gratuidad es lo que abre la puerta a que pueda asistir a ella cualquier persona independientemente de su clase social y nivel económico sin tener que pagar nada a cambio. La gratuidad no consiste solamente en tener una plaza en un centro educativo, sino que dicha gratuidad debe abarcar la gratuidad de libros y materiales curriculares, transporte, comedor escolar, actividades extraescolares, etc. Es evidente que estamos lejos de poder decir que la gratuidad de la educación sea un hecho, como figura en el artículo 27.4 de la Constitución cuando dice “la enseñanza básica es obligatoria y gratuita”.

¿Que significa que la escuela Pública debería ser laica? Existe mucha confusión respecto al término laica. Por ello es importante empezar por decir que entendemos desde el Movimiento de Padres y Madres por escuela laica.
Una escuela laica, es aquella cuyo espacio precisamente por ser público pertenece a todos y por ser un “espacio público” toda actividad que se haga en ella tendría que poder ser compartida por todos. Por eso en una escuela laica sólo cabe la neutralidad filosófica y religiosa y en consecuencia ningún alumnado puede ser segregado por las convicciones religiosas o filosóficas de sus familias. En una escuela laica el hecho religioso y filosófico se plantea, exclusivamente, desde un punto de vista histórico y de influencia en nuestra cultura y no desde el adoctrinamiento.
El Movimiento de Padres y madres pensamos que las creencias pertenecen al ámbito de lo privado y es en él donde las familias, en colaboración con las iglesias, tienen que asegurar la formación religiosa de sus hijos.
Por ello, figura dentro del modelo de escuela pública que defendemos, la seña de identidad de laica. Consideramos que la mejor forma de garantizar una educación en libertad, tolerante e integradora, como principio básico de una sociedad democrática, en donde la separación del Estado de las Iglesias, como expresa nuestra Constitución, sea un hecho real en la escuela. Pero como ocurre con otras señas de identidad de la escuela pública, hoy por hoy, es todavía más un deseo que una realidad.



La principal característica de una escuela pública es que sea “democrática”. Tan importante es esta seña de identidad que se puede decir, que el mayor o menor grado de democracia de una escuela servirá de indicador para medir su proximidad o alejamiento al modelo de escuela pública. Al decir que la escuela pública debe ser democrática estamos hablando de una escuela abierta a la participación de “todos” Pero, una escuela democrática tiene, no solamente que estar abierta a la participación, sino que la debe potenciar hasta lograr que todos los que forman la comunidad educativa: padres, profesorado y alumnado se comprometan en la tarea educativa. Lo que supone la desaparición de la guerra de sectores y el deslinde de las fronteras y limitaciones que actualmente existen en muchos centros docentes y los cálculos cicateros sobre la mayor o menor influencia en los órganos participativos.
Pero lo más importante, como dice Gómez Llorente[2] “de la democracia escolar es que los escolares perciban la institución como un ámbito de convivencia social en el que ellos son sujetos protagonistas de derechos y deberes, estando llamados a ejercitarlos colectiva e individualmente. Si los escolares no llegan a percibir la funcionalidad de su participación en los órganos de gobierno del centro, o no ejercitan de hecho su capacidad de reunirse, y de formular ordenadamente propuestas, es que la democracia escolar no funciona”
Sin embargo, después de más de 25 años de democracia, es necesario hacerse algunas preguntas sobre la situación democrática de la institución docente. ¿Qué ocurre para que la participación siga siendo una asignatura pendiente? ¿Por qué cuesta tanto democratizar la institución escolar? ¿Qué es lo que falla, la legislación, su aplicación, el desinterés, la falta de formación, la concepción que el profesorado tiene de la escuela, la falta de implicación de los padres y madres? Quizás haya que llegar a la conclusión de que la democratización de la escuela es algo tan lento que no se necesitan lustros y décadas, sino siglos, o que lo que verdaderamente ocurre es que aquí algo no funciona bien.
Por tanto, el reto que tenemos desde el Movimiento de Padres y Madres, desde el profesorado y alumnado, para avanzar en la democratización de la escuela pública es doble, por una parte conseguir una participación plena de toda la comunidad educativa y por otra, que la democracia escolar pase a formar parte de la preocupación y del quehacer diario de todos los implicados en el centro educativo


La escuela inclusiva es aquella que asume el principio del respeto y reconocimiento a la diferencia del alumnado. La inclusión requiere que la escuela se organice de una forma flexible a fin de que pueda recibir a toda la diversidad de alumnado existente. Al hablar de estructuras flexibles nos referimos a la organización y acondicionamiento que debe dársele a todas las áreas que involucran el proceso educativo.
La escuela inclusiva debe tener como una preocupación constante la superación de cualquier barrera que dificulte los aprendizajes de todos y cada uno de los integrantes del alumnado con independencia de cual sea su medio social, su cultura de origen, el sexo, la etnia, cualquier discapacidad física, intelectual o sensorial, o sobredotación intelectual.
Por tanto, debe quedar claro que la escuela inclusiva, no es aquella que se limita a atender al alumnado tradicionalmente etiquetado de necesidades educativas especiales, sino a cualquier alumno y alumna cuyas diferencias puedan dificultar su proceso de aprendizaje.
Lograr que nuestra escuela sea inclusiva y que se convierta en realidad en la “Escuela para todos”, implica trabajar desde todos los frentes para transformar los procesos de enseñanza y aprendizaje.
La escuela pública debe adquirir una sensibilidad especial para luchar contra todo tipo de desigualdades y favorecer con una atención especializada a cualquier niño o niña que se encuentre en situación de desventaja. Así mismo, tiene que dotarse de un proyecto ético capaz de poder garantizar la compensación de las desigualdades individuales y sociales.
Apostar por una escuela pública inclusiva supone varios retos, el primero que la formación del profesorado debe romper las barreras entre maestros de educación especial y normal. La formación del profesorado debe dirigirse a formar maestros para atender en la misma aula a todo el alumnado independientemente de sus características. El segundo que los padres y madres entiendan que la educación pública inclusiva no perjudica para nada a su hijo e hija, sino todo lo contrario, que le crea las mismas situaciones reales que se encuentran en la sociedad, lo que le ayudará a convivir con todos los demás. Aquí las APAs tenemos una labor muy importante que realizar, informando y formando a las familias y trabajando junto al profesorado para impulsar que la inclusividad llegue algún día a ser realidad.

TENDENCIAS Y COMPROMISOS EDUCATIVOS
En un documento elaborado para la UNESCO se recomienda una profunda inmersión educativa en las dimensiones planetarias y potencialmente humanas de nuestra época. Conquistar el reconocimiento de los derechos de la especie, junto a la no-destrucción de su variada riqueza, nos exige un pensamiento no especializado ya que pierde la visión de conjunto, un pensamiento no dogmático y una cultura también científica. Una actitud de estimular la curiosidad, sin ahogarla por la instrucción.
La mundialización acelerada de la economía, que empieza en el siglo XVI y la creación actual de bloques político-económicos continentales interrelacionados en su estabilidad, lleva también dentro la herencia de las consecuencias históricas (riesgos armamentísticos nucleares, conflictos interestatales, retraso de los países colonizados…), políticas (eurocentrismo, racismo, democracias con escasa ciudadanía activa, rol insuficiente de la ONU….) o de impacto social (migraciones masivas, deslocalizaciones…). Un mundo con altos riesgos; pero con fuerzas para la esperanza.
En el Tratado para una Constitución Europea, en proceso de ratificación en los 25 países de la Unión, podemos ver en los apartados educativos claras menciones a su uso contra la exclusión social, a valorar la riqueza de la diversidad cultural y lingüística, a asumir especialmente los derechos del niño en el mundo.





En el año 2003 el Consejo de Educación de la UE estableció cinco objetivos europeos de referencia para el 2010:
1. Que al menos el 85% de los europeos de más de 22 años hayan completado la enseñanza secundaria superior.
2. Reducir a la mitad la tasa de los jóvenes entre 18 y 24 años que abandonan la escolaridad sólo con nivel secundario obligatorio (hasta una tasa media europea del 10%).
3. Aumentar en un 15% el número de estudiantes en las carreras científicas y tecnológicas y reducir el desequilibrio entre hombres y mujeres en estas especialidades.
4. Reducir en un 20% la proporción existente en el año 2000 de jóvenes que no poseen el mínimo requerido en las competencias clave (comprensión lectora y numérica) y el aprendizaje de al menos dos lenguas extranjeras.
5. Aumentar al 12,5% el índice de participación de los adultos en la formación continua.
Los informes PISA de la OCDE a su vez, han identificado en los alumnos de 15 años examinados muy diferentes resultados en materias básicas cruzando datos con los presupuestos educativos nacionales. En el caso español estamos colocados en posiciones necesariamente mejorables y con carácter de urgencia.
NUESTRO MOVIMIENTO ASOCIATIVO EN LA ESCUELA PÚBLICA
Para hacer avanzar el modelo de escuela pública que queremos es necesario que seamos capaces de:










La libertad de elección de centro
Todos sabemos lo que se esconde detrás de este mensaje que tan machaconamente llega continuamente a la ciudadanía desde los partidos políticos y organizaciones educativas que defienden una educación elitista. “España es uno de los países europeos con mayor índice de escuelas privadas concertadas. Sólo hay tres que posean tasas similares, el Reino Unido, Bélgica y los Países Bajos. Este doble sistema educativo sostenido con recursos públicos, posibilita y reproduce una fractura social de hecho”.[3] Fractura que se irá agrandando cada vez más, en especial, en aquellas comunidades gobernadas con planteamientos neoliberales donde se están desarrollando políticas que potencian la escuela concertada en detrimento de la escuela pública.
La libre elección de centro es una consecuencia de la mercantilización de la educación. La idea es muy simple: los centros que ofrezcan mejores servicios serán los que tengan una mayor demanda de los usuarios-clientes. La escuela entra así en la carrera de competición para obtener la mejor cuota del mercado educativo, para lo que se prioriza como valores para evaluar su calidad, la efectividad y la eficacia. Junto a esta concepción perniciosa de la educación, la libre elección de centro es un espejismo, pues como todos sabemos en este mercado educativo no todas las familias están en condiciones de elegir, ya que este falso argumento no se aplica a todos por igual, y por ello aquellas familias que residen en zonas donde un centro privado no puede ser un negocio rentable no lo verán nunca en su entorno. La iniciativa privada no busca la libertad de elección de centro de todos los posibles alumnos, lo que enmascara este argumento es la selección del alumnado en función de la familia a la que pertenece por parte del centro con cuotas y servicios que solo algunos podrán pagar.
Ante esta situación es preciso que desde CEAPA se arbitren medidas que posibiliten al Movimiento Asociativo tener criterios claros que le permita poner en marcha medidas para luchar contra cualquier política que pretenda anteponer los intereses particulares de determinadas organizaciones y familias a los colectivos. Desde esta perspectiva sería necesario, como apunta Francesc Carbonell, promover campañas de sensibilización encaminadas a promover la cohesión social, así como informar a las familias de cuales son realmente los objetivos de la educación obligatoria y como se invierten los recursos públicos para garantizar estos objetivos. La educación no es una mercancía, y por lo tanto, la relación familia escuela no puede ser la propia de un cliente con un proveedor.

El calado de las ideas neoliberales en el mundo educativo está llevando a concebir la educación como un producto mercantilista en la que lo que importa ya no es la educación integral, sino el éxito escolar bajo el paraguas de “rendimiento académico”. Es necesario entender que se esconde bajo esta trampa:
· Una concepción mercantilista del sistema educativo frente a una concepción humanista de la educación.
· Una concepción del alumnado, del profesorado y del sistema educativo como productos en los que se invierte para que sea rentable.
· Una concepción del saber basada en aprendizajes conceptuales, memorísticos y sin relevancia alguna: la instrucción frente a la educación global de la persona.
· Una tendencia uniformadora y terriblemente injusta que busca medir a todo el alumnado, profesorado y centros por el mismo rasero, sea cual sea su nivel de partida.
· Una concepción que busca segregar a un amplio sector del alumnado, excluyendo cuanto antes del sistema a aquellos que, según ellos, han fracaso, suspendido o no quieren aprender lo que las editoriales han decidido que tienen que aprender.
· Una tendencia clara a culpabilizar al alumnado porque no se esfuerza y al profesor por el mismo motivo, o con argumentos como no realizar formación o no ser lo bastante autoritario.
· Un intento de utilizar el “rendimiento escolar” como índice para valorar la calidad de los sistemas educativos, sin tener en cuenta otros factores mucho más relevantes como la estructura del sistema, los contenidos desfasados o desmedidos, la excesiva fragmentación curricular, los sistemas de acceso, la formación docente, la tipología del alumnado, los recursos con los que se cuenta, la inversión en educación, la falta de democracia en los centros, etc.[4]










Los intereses individualistas de padres y madres:
Cuando los padres y madres desde su individualismo exclusivamente se preocupan de los intereses de sus hijos e hijas.
Cuando los padres y madres eluden cualquier requerimiento del APA para colaborar en determinadas actividades y comisiones de trabajo.
Cuando el APA se circunscribe al estrecho ámbito de su escuela y no es capaz de tener ni tan siquiera una visión global de la situación educativa de la localidad.
Estas actitudes son la respuesta a la concepción que determinadas familias y Apas tienen de la educación Pública. Actitudes que se generan por la carencia del sentido de pertenencia a una misma comunidad educativa, por el fuerte individualismo que propaga la ideología neoconservadora, el no tener una visión global de escuela como comunidad educativa.
El trasvase de información con el equipo directivo del centro y con el profesorado es un objetivo, que pese a las dificultades debemos tener como prioritario.
Los padres y las madres, las APAs, nos consideramos aliados naturales voluntarios del profesorado. Pero esa alianza necesaria en la que no nos cansamos de insistir debe procurarse desde el acuerdo en los objetivos y en el respeto a los espacios y responsabilidades que a cada uno nos corresponden.
Nos dirigimos a todo el profesorado pero tenemos que ser conscientes de la necesidad de remover las inercias, la falta de estímulos. Hay que tratar de alejar las rutinas que producen el inmovilismo. La clase es un espacio vivo y dinámico que repercute y mucho, en el proceso de aprendizaje de nuestros hijos e hijas.
Nuestra experiencia como organización nos indica que debemos acometer una renovación centro a centro buscando alianzas con el profesorado para conseguir avanzar e identificar a la comunidad educativa con objetivos colectivos consensuados.
Las relaciones con los sectores más comprometidos e innovadores del profesorado deben convertirse en una tarea de cada APA. Tenemos que hacer llegar al conjunto la idea básica de que los padres y las madres no somos enemigos, somos aliados necesarios. Pero para que exista esta alianza es necesario que se reconozca sin ambages nuestro propio espacio en el centro. Nosotros no somos elementos ajenos, somos parte imprescindible dentro del proceso educativo.
Queremos dejar constancia de que consideramos la función del profesorado como una de las más importantes de la sociedad y lo será más en la medida en que se comprenda que la tarea de enseñar es un proceso activo y participativo que no es posible sin el apoyo-intervención de los padres y de las madres del alumnado que tienen en las APAs su espacio natural de coordinación y cauce de expresión colectiva.
Ahora bien si queremos calidad para todos, tendremos que luchar también los padres con nosotros mismos, para no engañarnos al “delegar” en el centro la responsabilidad que nos toca.
Nuestra responsabilidad como padres y como madres no la podemos delegar en nadie. La compartimos con el centro educativo. De este modo, nuestra implicación cotidiana con la educación de nuestros e hijos e hijas es un deber inexcusable que debemos asumir de manera responsable y cotidiana.
Es necesario realizar campañas de explicación a los padres y a las madres, socios o no del APA, de la importancia de que sus hijos e hijas perciban su interés por lo que hacen en el colegio, por su evolución escolar, etc. Transmitirles su responsabilidad en estimular en sus hijos e hijas la actitud de aprender y reforzar la educación en valores en el ámbito familiar.
Un aspecto de la participación que no debemos dejar pasar se refiere a la importancia de que desde nuestras APAs fomentemos la participación del alumnado. Uno de los principales temas educativos en nuestra opinión, es conseguir formar en y para la democracia. Esto consideramos que sólo es posible conseguirlo desde el ejercicio diario en las aulas.
Llamamos la atención, a modo de ejemplo, sobre una tarea que desde ya debemos considerar nuestra: que la elección de los delegados del alumnado no se convierta en elegir un delegado “tiza” o vigilante de sus compañeros cuando el educador tiene que salir de la clase.
Estas prácticas desprestigian la función de representación y el propio procedimiento de elección clase a clase y empuja al escepticismo hacia la propia elección de delegados. Debemos explicarles cual es el rol de los representantes, explicarles lo que hacemos en el APA y en el Consejo Escolar.
Si entre todos conseguimos que el alumnado y dentro del grupo nuestros hijos e hijas, se vayan haciendo dueños de sus vidas y no víctimas de carencias acumuladas, todos los esfuerzos e inversiones habrán merecido la pena.
EVALUACIÓN DEL CENTRO EDUCATIVO
Los índices de valoración-evaluación de buen funcionamiento de un centro escolar no deben pasar en exclusiva por las notas, aun siendo estas un elemento de gran aceptación social y siendo, sin duda, un factor que de pistas sobre la existencia o no de problemas de fondo.
Deberíamos enriquecer este índice con otros, que no están sujetos a notas individuales, aunque sí sirven y mucho, para evaluar la vitalidad de un centro:





















Con todos estos índices se podría tener un fichero/memoria anual de logros y avances, en los que explícitamente se viera la atención y mejora en los aprendizajes colectivos y en los académicos de las asignaturas vertebrales. Toda la comunidad educativa debería opinar sobre esa memoria siendo el lugar de encuentro/debate adecuado el consejo escolar del centro.
De esta manera podríamos elaborar un auténtico mapa de logros y una lista histórica de reivindicaciones a conseguir que acompañaría la inevitable rotación de los padres y de las madres en el APA sirviendo esta de apoyo al conocimiento de la historia del mismo y siendo cauce de su evolución.
EL CURRÍCULO DE LA ESCUELA DEL SIGLO XXI
Las necesidades que tenemos las personas en el contexto actual y los requerimientos que hace a la educación la sociedad del conocimiento obligan al sistema educativo a repensar los currículums para esta realidad emergente. Por otro lado, la complejidad de agentes educativos que actúan sobre la ciudadanía, y la efectividad que tienen algunos de ellos, deben movernos a plantearnos que es lo que atañe a la educación formal y que contribución hace, que puede hacer y que debería hacer la educación no formal. Deberemos definir que debe contener la formación básica en las etapas obligatorias, y qué se puede ir aprendiendo a lo largo de la vida.
Esta preocupación coincide con un tiempo en que en nuestro país se han modificado repetidamente los currículums, pero precisamente en la dirección contraria a la que siempre hemos defendido y que parece que son los caminos que están emprendiendo los estados de nuestro ámbito geográfico. La organización de los centros y la tarea docente se ha visto trasegada repetidamente por estas modificaciones, cosa que ha traído a que, en estos momentos, lo que más se reclame respecto a este tema es calma para poder ir consolidando los proyectos que hayan empezado a andar. Pero esto no saca que no es razón para que no debamos introducir aquellos cambios que devuelvan racionalidad y funcionalidad a los contenidos y a la organización curricular.
El currículum, en la educación obligatoria, debe servir para concretar el núcleo cultural de una sociedad en un periodo histórico concreto y, al mismo tiempo, indicar el proyecto social y educativo que requieren los y las jóvenes para vivir activamente su ciudadanía. Por esta razón, el currículum debe pretender la educación integral de las personas y debe permitir la igualdad de oportunidades, la equidad y la compensación de las desigualdades de todos y todas. Esto comporta que todo el alumnado pueda desarrollar su aprendizaje escolar dentro del mismo marco curricular, lo cual debe implicar que el currículum debe ser flexible y abierto para que permita las adecuaciones y ajustes que sean necesarios a la realidad de cada alumno o alumna y de sus entornos. Las distintas alternativas curriculares que se adopten no deben suponer diferencias de calidad de los aprendizajes. Por esta razón, es indispensable constituir un currículum básico y común que proporcione una experiencia educativa común para todo el mundo fundamentada en los aspectos indispensables que permitan al alumnado ejercer su ciudadanía democráticamente. Al mismo tiempo, este planteamiento, por una parte, favorece el debate público sobre la educación (lo qué y el porqué aprender y enseñar determinados objetivos y contenidos) y, por otra, exige el acuerdo social y educativo sobre el currículum que hace falta proporcionar.
Deberíamos incidir en las direcciones siguientes:











© 2006 CEAPA
ANEXO 1: PREGUNTAS PARA EL DEBATE POR GRUPOS
1. ¿Defiende CEAPA que la escuela pública tienda al modelo público o que el modelo público se ajuste a la escuela pública?
2. ¿Tiene algún peso la titularidad del centro educativo a la hora de que la escuela pueda ser pública o no?
3. ¿Añadiríais, suprimiríais o matizaríais alguno de los aspectos que caracterizan nuestro modelo de Escuela Pública? ¿Cuál o cuales? ¿Por qué?
4. ¿Qué entendemos por escuela laica? ¿La sociedad pide una escuela laica, aconfesional o ninguna de las dos?
5. ¿Qué ocurre para que la participación siga siendo una asignatura pendiente?
6. ¿Por qué cuesta tanto democratizar la institución escolar?
7. ¿Cómo podemos integrar al diferente sin marginarlo?
8. ¿Han cambiado los valores de la sociedad o se han perdido?
9. ¿Cómo podemos saber en que situación se encuentra la propia escuela respecto al “modelo de escuela pública”?
10. ¿Las verdaderas amenazas de la Escuela Pública están dentro o fuera de ella?
11. ¿Se puede informar de las políticas que sufrimos sin hacer política?
12. ¿Alcanzar una posición común dentro de nuestro movimiento es someterse a un pensamiento dominante o resultado de un debate democrático?
13. ¿Necesitamos realmente la compañía de otras organizaciones con planteamientos cercanos a los nuestros? ¿Existen?
14. ¿Cada nivel de representación, CEAPA, Confederaciones, Federaciones y APAs, está haciendo lo que debe?
15. ¿Qué medidas consideras oportunas para que tu centro se aproxime al modelo de Escuela Pública? Pon algún ejemplo concreto.
ANEXO 2: BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
1. Chazarra, Antonio. Educación y Escuela Pública, en los Retos de la Educación ante el siglo XXI, Congreso de Educación de CEAPA. Editorial Popular, S.A.
2. Fernández Enguita, M. (1993): La profesión docente y la comunidad escolar: crónica de un desencuentro, Madrid, Morata..
3. Fernández Enguita, M. (2002): ¿Es pública la escuela pública?, Barcelona, Cisspraxis
4. Gómez Llorente, Luis. (2000) Educación Pública. Morata.
5. Gómez Llorente, Luís y Mayoral, Victorino. (1981) La escuela pública comunitaria. Laia.
6. Lareau, A. (1987): Social class differences in familyschool relationship: the importante of cultural capital, Sociology of education, 60.
7. Lerena, C. (1986): Enseñanza pública y privada en España: sobre el porvenir de una ilusión, en C. Lerena (ed.): Educación y sociología en España, Madrid, Akal.
8. Ruiz Paz, M. (2000): Los límites de la educación, Madrid, Unisón.
9. Viñao Frago, Antonio. (2002) Los problemas de la Escuela Pública y algunas soluciones en La Escuela Pública. Coordinadora Aurora Ruiz. Editorial Biblioteca Nueva. Escuela Julián Besteiro. Madrid
10. Beltrán, J; Hernández, J. y Souto, X.M. (2003) Reinventar la escuela. La calidad educativa vista desde las familias, Valencia: Nau Llibres.
11. Grupo Gea-Clío (compilador) (2005) Espacio público educativo y enseñanza de las ciencias sociales, Valencia: Nau Llibres.
Revista CEAPA 83 (2005) Hacia una Escuela Pública para el siglo XXI
[1] Fernández de Castro, I. y Rogero, J. ( 2001. Escuela Pública. Democrática y Poder. Madrid: Miño y Dávila.
[2] Gómez Llorente,L. Educación pública. Edición Morata
[3] Educar en tiempos de incertidumbre. Francesc carbbonell. Catarata, 2005
[4] Mª Ángeles Llorente. Directora C.P. Cervantes de Buñol. El rendimiento escolar o la trampa del elefante. Escuela Española 3.687 de 1 de diciembre de 2005.